“Y los hijos de José hablaron a Josué, diciendo: ¿Por qué nos has dado por heredad una sola suerte y una sola parte, siendo nosotros un pueblo tan grande, y que Jehová nos ha bendecido hasta ahora? Y Josué les respondió: Si sois pueblo tan grande, subid al bosque, y haceos desmontes allí en la tierra de los ferezeos y de los refaítas, ya que el monte de Efraín es estrecho para vosotros. Y los hijos de José dijeron: No nos bastará a nosotros este monte; y todos los cananeos que habitan la tierra de la llanura, tienen carros herrados; los que están en Bet-seán y en sus aldeas, y los que están en el valle de Jezreel. Entonces Josué respondió a la casa de José, a Efraín y a Manasés, diciendo: Tú eres gran pueblo, y tienes grande poder; no tendrás una sola parte, sino que aquel monte será tuyo; pues aunque es bosque, tú lo desmontarás y lo poseerás hasta sus límites más lejanos; porque tú arrojarás al cananeo, aunque tenga carros herrados, y aunque sea fuerte.” Josué 17:14-18
La enseñanza de hoy es sobre Conquistar o Cómo alcanzar lo imposible. La palabra de Dios nos demuestra una y otra vez la vida de hombres que obtuvieron grandes conquistas, además de un pueblo conquistador (en el pasado, Israel, y en el presente, la iglesia de Jesucristo). Entonces, si somos parte de la iglesia, somos conquistadores. Cuando Dios liberó a Israel de la esclavitud de Egipto, lo hizo sobre la base de una promesa: El lo llevaría a una tierra que fluye leche y miel. (Ex. 3:8). El Señor cumplió su promesa (es decir, lo llevó a la tierra prometida), pero ellos (Israel) tendrían que conquistarla. Para lograr esa tarea, Dios: 1. Levanta a un conquistador (Líder): Aun cuando Moisés, siervo de Dios, había muerto; Dios levanta a Josué con la misión de conquistar y repartir la tierra. Josué (el líder) es un regalo de Dios para el pueblo de Israel. Cada vez que Dios decide bendecir a un pueblo, lo primero que hace es establecer un líder con la visión indicada, para dirigir a ese pueblo hacia la conquista. Ahora, para obtener la promesa de Dios, el pueblo tendrá que: a. Creer en la visión que Dios da al líder, b. Obedecer las instrucciones del líder y c. Trabajar en la visión. 2. Nos da una promesa: Es una palabra poderosa (Un Rhema). Le dijo a Josué: “Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie. Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Eufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio.” (Josué 1:3-4). 3. Establece una estrategia: No habrá conquista sin una estrategia clara, a la que se debe seguir al pie de la letra. Cuando Israel iba a comenzar la conquista, Dios le dijo cuál debería ser su estrategia, le dijo: Rodearéis, pues, la ciudad todos los hombres de guerra, yendo alrededor de la ciudad una vez; y esto haréis durante seis días. … y al séptimo día daréis siete vueltas a la ciudad. (Josué 6: 3-4). Cabe la pena señalar que esta estrategia Dios la da al líder y no necesita la aprobación, consentimiento o acuerdo de los demás. 4. Nos respalda: Al ser la visión de Dios, Él la respalda. Cuando el hombre pone de su parte, es decir, que actúa con fe, conforme a lo dicho por el Señor, recibirá todo su respaldo. Entonces Dios: 1. Levanta al conquistador, 2. Da la palabra (el Rhema), 3. Da la estrategia y 4. Nos respalda; pero el hombre debe: a. Tener fe y b. Actuar en base a esa fe (esforzarse); la fe sin obras es muerta (Stg.2:17), y entonces habrá conquista. Analicemos ahora lo escrito al principio. Josué comienza a conquistar la tierra y a repartirla por suerte. Los hijos de José (Efraín y Manases) eran tribus grandes y numerosas, y Dios le había dado una gran porción, aunque habitado por un ejército formidable de cananeos con carros herrados, por lo que ellos se dirigen al líder (Josué) para reclamar en base a su tamaño, ignorando que era Dios el que les había entregado aquella tierra. En su reclamo ellos reconocían que: a. Eran un pueblo grande (numéricamente hablando), b. Jehová los había bendecido hasta ese momento. Le preguntaron a Josué ¿Por qué les había dado una sola heredad? En otras palabras, estaban reclamando otra heredad adicional. No es que la extensión de tierra que habían recibido en suerte, era pequeña; todo lo contrario, era que estaba habitada por un ejército extranjero con carros herrados. Es decir, que tenían un terreno (un monte) sin conquistar. Muchas veces al no lograr conquistar algo, nosotros optamos por otra cosa. Por ejemplo: El alumno que fracasa una materia en la universidad, muchas veces opta por cambiar esa carrera solo por evitar esa materia o a ese profesor. Parece ser que los hijos de José no tenían el concepto correcto de quienes eran y qué cosas podían lograr. Entonces, ¿Qué cosas tengo que hacer para conquistar lo que Dios ya me entregó?
- Aceptar el reto de Dios: Josué sencillamente los retó. Les dijo: Si sois pueblo tan grande, subid al bosque, y haceos desmontes allí en la tierra de los ferezeos y de los refaítas, Josué no ignoraba que el terreno era hostíl y que estaba habitado. Pero les lanzó un reto, él sabía lo difícil de la tarea, pero también sabía que ellos la podían cumplir. Los retos aparecen en nuestra vida para probar nuestra fe. Al principio los hijos de José no aceptaron el reto, presentaron excusas como: a. Todos los cananeos habitan la tierra de la llanura, b. Tienen carros herrados y c. Son fuertes (17:16). Esto significa que estaban limitados y que era imposible.
- Tener el concepto adecuado de quienes somos: Ellos pensaban que eran un pueblo enorme sólo en número, pero Josué les dijo: Tu eres gran pueblo (17:17). Lo que los hacía grande no era solo su número, sino su origen y pertenencia. Eran un gran pueblo, porque eran el pueblo de Dios, descendientes de Abraham, eran hijos legítimos de Dios. Cuando se es el pueblo de Dios, entonces se es gran pueblo, sin importar el número. Escucha iglesia Bendición: “Tu eres gran pueblo”.
- Reconocer nuestros recursos: Josué les dijo: “Tienes grande poder”. Aun cuando parece que estamos en desventaja y sin armas humanas, tenemos grande poder. Es el poder de Dios, es el poder de conquistar, Dios está con nosotros. “Y si Dios es por nosotros ¿Quién contra nosotros? ( Ro.8:31). Los hijos de José no avanzaron por observar los cananeos con sus carros herrados e ignorar el gran poder de Dios que los había sostenido y protegido en el desierto. Tienes grande poder porque tienes la Palabra (la promesa).
- Tener una firme determinación: Josué les dijo: “Aquel monte será tuyo”. Ellos necesitaban tener la determinación de que ese monte era suyo. Tal vez no lo era en el presente, pero sería suyo en el futuro. Hay cosas que hoy (en el presente) no son nuestras, pero mañana (en el futuro) serán nuestras. Hay que cambiar de forma de pensar. Los hijos de José pensaban que ese monte era de los cananeos, pero Josué les dijo: Ese monte será tuyo. Generalmente cuando vemos una dificultad, tendemos a decir: No puedo, es muy duro, es imposible, no tengo dinero, etc., pero hay que salir del pensamiento limitado, abrazar la fe que dice: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Fil. 4:13). Iglesia: Aquel monte será tuyo.
- Hay que poseer lo que Dios nos dio: Esto nos habla de trabajar, y esforzarnos hasta lograr conquistar lo que Dios nos dijo. Significa no desmayar y luchar (pelear en oración) por las bendiciones de Dios. Los hijos de José iban a emprender una dura tarea en un terreno difícil; no obstante, la victoria les pertenecía. Dios les había prometido (a Israel) que los llevaría a una tierra que fluye leche y miel; lo que el Señor nunca les prometió era que Él conquistaría la tierra por ellos, ni que sería fácil Toda conquista de la fe consta de dos parte: a. La divina (es el actuar de Dios), b. La humana (el actuar de los hombres) conquistar.
Amado Hermano: Dios nos ha traído a esta tierra con grandes promesas. Sin embargo, para alcanzar todas esas promesas, tendremos que conquistar a los cananeos (pruebas, dificultades, demonios, principados, brujos, santeros, satanistas, etc.) y echarlos fuera de nuestro territorio. Toda conquista tiene un precio que pagar, (son los soldados que mueren en la guerra). Me llama poderosamente la atención que Josué no fue a ayudar a los hijos de José en su conquista. El les habló ( les dio un Rhema de Dios) y les dijo que ellos tenían que resolver su problema. De la misma forma Dios espera que seamos nosotros los que conquistemos todos los retos que se nos presenten.
Dios le bendiga.