El poder de la oración II Parte

“ Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser visto por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas tú, cuando ores; entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería, serán oídos. No os hagáis pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de que cosas tenéis necesidad, antes que le pidáis. Vosotros pues oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestro deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén”. (Mt. 6:5-13).

Continuando con la enseñanza sobre el poder de la oración, hoy, analizaremos las indicaciones del Señor Jesús sobre el tema. Cabe la pena destacar la importancia que tiene este tema (la oración) para el Señor. Al observar el tiempo dedicado a él, en las Sagradas Escrituras. El Señor Jesús invita a sus discípulos a orar una y otra vez; y no solo esto sino que les da ejemplo con su propia vida. Jesús fue un hombre poderoso. Jesús fue un hombre de oración. Ahora analicemos lo escrito: El evangelio según San Lucas, capítulo 11 registra la misma enseñanza sobre la oración: La oración: Se da mientras que Jesús está orando en un lugar. Sus discípulos lo observan y llegan a tener el anhelo de saber orar. Uno de ellos le suplica. Señor enséñanos a orar, como también Juan enseño a sus discípulos. (Lc. 11:1). Notemos lo siguiente: 1. La oración es algo que se aprende: nadie nace sabiendo orar. 2. Todos los hombres de Dios oran y enseñan la oración a sus discípulos: Juan el más grande profeta que existió sobre esta tierra le enseñaba a sus discípulos (alumnos o seguidores) la oración. La pregunta es ¿por qué lo haría? Sin duda alguna les mostró a sus seguidores la fuente de poder: la oración eficaz. 3. La oración es para todos: No solo era para Juan el bautista, o para el Señor Jesús, o para los líderes solamente; también es para todos los discípulos (cristianos). Quisiera que usted atendiera a los siguientes aspectos: I. La forma de la oración: debe ser no fingida, es decir con toda sinceridad delante de Dios y no para los hombres. El Señor dijo: “Y cuando ores no seas como los hipócritas”. (Mt. 6:5). Aunque es duro de aceptar a veces nuestra oración esta llena de hipocresía, superficial, ficticia, sin sentido, indiferente; no busca impresionar a Dios, sino a los hombres. Es un tipo de oración llena de orgullo y egocéntrica, busca realzar a la persona que ora; ni siquiera espera ningún tipo de respuesta, solo el reconocimiento de los demás. Cuando la oración es eficaz, con fe; entonces es sincera, sale de lo profundo del corazón, es genuina. Este tipo de oración es personal, por eso el Señor dijó: “Mas tú cuando ores en tu aposento y cerrada la puerta, ora…”. (Mt. 6:6). Aprendamos a orar para ser vistos por Dios y no por los hombres y oremos con sinceridad de corazón. También tengo que añadir, que orar no es rezar; Dios se aburre de la repeticiones , su oración debe salir de su corazón y no producto de algo que alguien escribió o invento no rece, ore. II. La oración es al Padre: “…Y cerrada la puerta ora a tu Padre que está en secreto…”. (Mt. 6:6). También dijo: “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré para que el Padre sea glorificado en el hijo”.. (Jn. 14:13). Y también dice: “De cierto, de cierto os digo, que todo cuando pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará”. (Jn. 16:23). Es muy importante que veamos que en cada uno de los diferentes textos escritos anteriormente; señalan, afirman y ordenan que toda nuestra oración debe ser dirigida al Padre. No dice que debamos pedir a un santo, virgen o ángel; pero tampoco dice que hay que pedir al Hijo (Jesús) o al Espíritu Santo. El Señor Jesús lo dijo por lo menos tres veces: nuestra oración debe se a Dios Padre. Yo se muy bien que a veces en nuestras congregaciones se pide a Jesús o al Espíritu Santo; no obstante tengo que aclarar, que es una forma incorrecta de oración. Cuando usted analiza los diferentes tipos de oración que hay en la biblia todos fueron elevados a Dios Padre. Ni una sola vez nadie oró a Jesús y mucho menos al Espíritu Santo. Tal vez, mientras usted lee, esta enseñanza choca con su forma de orar y Gloria a Dios por eso. Tenemos que salir de nuestro error y dirigir nuestra oración al Padre. No olvidemos que la biblia dice: “Pedís y no recibís, porque pedís mal…”. (Stg. 4:3). En la Palabra e Dios aparece claramente el orden en la oración: 1. Debe ser al Padre, 2. En el nombre del Hijo, 3. El Espíritu Santo hace la obra. No debe insistir, no ore mas al Espíritu Santo; ore al Padre en el nombre de Jesús. Muchas persona están confundidas en este aspecto, por estar leyendo libros de predicadores famosos, ignorando lo que está escrito en las Sagradas escritura. En la oración del Padre nuestro, que es una oración modelo (y no para que la estemos repitiendo como papagayos), el Señor nos indica y ordena que: nuestra oración es al Padre. Quiero repetir que toda lo que pida lo haga a Dios Padre en el nombre del Hijo, y será hecho. III. Elementos en la oración: Toda oración deberá contar con los siguientes elementos: 1. Adoración y Humillación: es tener la capacidad para saber poner a Dios donde él está y siempre debe estar (sobre nosotros, en el cielo); y ubicarnos donde nosotros debemos estar. Es rendirse totalmente a él, y manifestar nuestro amor, necesidad y dependencia total de él. Hoy en día, muchos cristianos oran con irreverencia, hablan con Dios como si lo estuviesen haciendo con su criado le reclaman y ordenan cosas, como ignorando su señorío, majestad y grandeza. Es bueno, que nuestra oración, tomemos un buen tiempo para adorar y humillarnos delante de nuestro Rey. El Señor dijó: “Mas la hora viene, ya ahora es cuando los verdaderos adoran al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren”. Jn. 4:23). En la oración del Padre nuestro vemos la humillación que el señor quiere cuando dijo: “Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. (Lc. 11:2) 2. Acción de Gracias: “…antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando gracias por todo al Dios y Padre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”. Ef. 5:18-20). También dice la biblia: “por nada estéis afanosos, sino sean conocidas nuestras peticiones delante de Dios. En toda oración y ruego, con acción de gracias. (Fil. 4:6). Es muy importante saber que al acercarnos a Dios lo debemos hacer con acción de gracias por todas las cosas. 3. Confesión: dado el hecho de que todos os días cometemos pecados, al acercarnos a Dios, debemos pedir perdón por todos nuestros pecados. El Señor Jesús enseñó en la oración del Padre nuestro que esto es importante cuando declaró: “Y, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben”. (Lc. 11:4). Cuando oramos debemos pedir perdón y perdonar también. Muchas personas oran con rencor, resentimiento, amargura y odio en su corazón; estas cosas impiden que nuestra oración sea agradable y llegue ante la presencia de Dios, porque el señor dijo: “Porque si perdonáis a los hombre sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre Celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas”. (Mt. 6: 14-15). Entonces antes de pedir perdón con sinceridad de corazón y perdona. A este acto de pedir perdón a Dios en la oración se le conoce también como “Limpieza espiritual”. En sus oraciones pida que la sangre de Jesús limpie y lave todo su ser. 4. Petición: es la necesidad personal de cada uno. En la oración de Padre nuestro aparece cuando dice: “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”. (Mt. 6:11). Siempre tendremos una necesidad personal que debemos presentar en su momento durante la oración. 5. Intercesión: es la petición por los demás. Nunca debemos olvidar que cuando estamos delante de Dios tenemos la oportunidad de clamar por aquellos que no pueden. Este tipo de oración lo vemos con el Padre de la fe: Abraham, cuando intercedió para que Dios no destruyese a Sodoma. (Gn. 18:16-33). Fue una oración poderosa. Conclusión: Para que la oración sea poderosa, debe realizarse en orden. Oremos al Padre, en el nombre del Hijo, en unidad, fe, perseverancia, dedicación, con acción de gracias, adoración, humillación, confesión, petición e intercesión; entonces Dios responderá, ya que dice en su palabra: “Clama a mi, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”. (Jer. 33:3). La condición para recibir respuestas de Dios, es que clamemos con fe. Por eso Dios ha llamado a su iglesia a la oración, para respondernos y mostrarnos cosas desconocidas. Dios les bendiga.

Rev. Leonardo Bailey

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