Meditad Sobre Vuestros Caminos

“En el año segundo del rey Darío, en el mes sexto, en el primer día del mes, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote diciendo: Así ha hablado Jehová de los Ejércitos diciendo: Este pueblo dice: no ha llegado aún el tiempo de la casa de Jehová sea reedificada. Entonces vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo diciendo: ¿Es para vosotros tiempo, para vosotros de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa esta desierta? Pues así ha dicho Jehová de los Ejércitos: meditad bien sobre vuestros caminos. Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; Bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; Y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto.


Así ha dicho Jehová de los Ejércitos: meditad sobre vuestros caminos. Subid al monte, y traed madera y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová. Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa y yo lo disipare en un soplo. ¿Por qué? Dice Jehová de los Ejércitos. Por cuanto mi casa esta desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa. Por eso se detuvo de los cielos sobre vosotros la lluvia; y la tierra detuvo sus frutos… y oyó Zorobabel hijo de Salatiel y Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y todo el resto del pueblo, la voz de Jehová su Dios, y las palabras del profeta Hageo, como le había enviado Jehová su Dios; y temió el pueblo delante de Jehová.
Hageo, enviado de Jehová hablo por mandato de Jehová diciendo: yo estoy con vosotros dice Jehová. Y despertó Jehová el espíritu de Zorobabel… y el espíritu de Josué… y el espíritu de todo el resto del pueblo; y vinieron y trabajaron en la casa de Jehová de los Ejércitos, su Dios. (Hag. 1:1-14).

Me ha parecido bien reflexionar sobre lo escrito por el profeta Hageo, luego de un largo período de humillación y ansiedad espiritual, a través de los 70 años de exilio anteriores a su ministerio. Veamos: La cautividad babilónica terminó por un decreto de Ciro, el conquistador persa del imperio de Babilonia. Al fin ya no les estaba prohibido a los judíos retornar a su patria, gracias al mencionado decreto. Hubo un grupo de unos 50,000 hombres que retornaron con grandes esperanzas bajo la dirección de Zorobabel. Sin embargo, al llegar a su tierra tuvieron que enfrentar la oposición de diversos enemigos, especialmente la de sus vecinos samaritanos, por lo cual no pudieron llevar a cabo sus planes de reconstruir el templo y restaurar la ciudad por causa de un decreto real. Al ascender Darío al trono, fue revisado y abrogado el decreto que había detenido la obra (por un periodo de unos 17 años). por lo tanto, los profetas Hageo y Zacarías instaron vigorosamente al pueblo a reasumir el trabajo. En consecuencia, se reinició el trabajo de reconstruir el templo. No obstante, algo ocurrió; el pueblo estaba aguardando (esperando) para reconstruir el templo en un momento “conveniente”, el cual decían que aún no había llegado. Había sido erigido el altar y se desarrollaba un ritual (un culto) sencillo. Por el momento consideraban suficiente esto. Otra razón que se sugiere para su demora era que el Señor no los había bendecido con buenas cosechas, lo cual indicaba que aún estaba enojado con ellos, por lo tanto, no había llegado aún el tiempo; y una razón más para la falta de interés en la renovación de los esfuerzos de edificación pudo haber sido el miedo a los samaritanos que ya se habían opuesto antes a la obra. Lo cierto es que
sin importar cual haya sido el verdadero motivo para que ellos manifestaran desinterés, demora, pereza, lentitud y conformismo; Dios no estaba de acuerdo (contento) y les envía una exhortación que también es para nosotros, les dijo: Meditad sobre vuestros caminos. La razón era simple: Mientras descuidaban el templo por los motivos antes expuestos, los exiliados que habían retornado, hallaban tiempo y conveniencia para edificar sus propias casas. Habían edificado casas buenas y aun lujosas (artesonadas). Habían terminado las paredes de sus casas con costosa obra de artesonado de madera que era una practica considerada un lujo para un rey. Sin embargo, eran incapaces de restaurar la casa del Señor, mientras sus casas se habían convertido en mansiones suntuosas; la casa del culto estaba en ruinas. Meditad sobre vuestros caminos, significa meditad en vuestro corazón. Considerad como os habéis comportado. ¿Cuáles son los resultados de este trágico descuido? La consecuencia es quíntuple: “habéis sembrado mucho, pero cosechado poco; habéis comido, pero sin quitar el hambre; habéis bebido, sin quitar la sed; os habéis vestido, mas si calentaros; y el jornalero (trabajador) ha metido su jornal (salario) en bolsas rotas. No hay prosperidad en el pueblo; todas sus empresas han fracasado. Por no honrar al Señor y gastar sus energías y sus posesiones en si mismos; opera en ellos la ley de la disminución de utilidades (ganancias). Positivamente Hageo dice: Servir a Dios y honrarle, es ganancia.


Ahora, ¿por qué el Señor les exhorta a meditar sobre sus caminos?
I- Para que examinaran sus acciones: Pecar no es solamente fornicar, adulterar, robar, mentir, etc. La Biblia dice que: … al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace le es pecado (St. 4:16). La actitud del pueblo que volvió de la cautividad; hacia la casa de Dios era de: a. Descuido, b. Indolencia, c. Indiferencia, d. Pereza, e. Menosprecio, etc. En otras palabras, estaban ofendiendo (pecando) a Dios; pretendiendo tener comunión con Él. No ofrendaban para la reedificación del
templo, ni trabajaban en él. Sus acciones estaban dirigidas exclusivamente a sus casas, mientras la casa de Dios estaba en un segundo plano. Es decir, que Dios no era su prioridad. Quien ame a Dios de corazón, cuidará, vivirá y servirá en su casa. Siempre es tiempo de estar, participar y apoyar la obra en la casa de Dios.


No podemos ni debemos abandonar, ignorar o descuidar la casa de Dios.
II- Para que pudieran corregir: Errar es de seres humanos; corregir solo es de sabios. Puede ser que por ignorancia todos o algunos de nosotros hayamos descuidado la casa del Señor, pero debemos reflexionar al respecto y tomar
medidas correctivas, y así agradar a Dios. Muchas veces diezmamos, ofrendamos, etc. pero menospreciamos la casa de Dios. Solo haré una pregunta a fin de que usted se auto analice: ¿Que hace usted para hermosear o trabajar en la
casa de Dios? Definitivamente debemos corregir nuestras acciones. En vrs. 8, Dios le ordena al pueblo a trabajar para y en la casa. Les dijo: a. Subid al monte (oración), b. Traed madera (esfuerzo), c. reedificar la casa. Dicho de otra forma:
Atiendan mi casa primero.


III- Para que fuesen prósperos: Dios quiere que su pueblo sea próspero.
De manera que él nos indica cuales son nuestros errores que detienen o disminuyen nuestras ganancias. Atienda usted la casa de Dios y Dios atenderá su casa. Parece ser que al principio este pueblo al volver gozaba de cierta prosperidad (no olvide sus casas artesonadas), pero de repente se detuvo de los cielos la lluvia y la tierra detuvo sus frutos (vrs. 10). Dios llamó la sequía sobre ese pueblo (11). Es decir, se detuvo su bendición. Me pregunto ¿Cuántas bendiciones estarán detenidas en esta congregación?
Amado Hermano: Hoy Dios nos habla (otra vez) a todos diciendo: Meditad sobre vuestro camino; y nos invita a hacer su voluntad. Ojalá que el mismo Dios que despertó el espíritu en los líderes y el pueblo durante los días del profeta
Hageo, lo haga hoy en ti y que se repita lo escrito en Hageo 1:14 cuando dice que: y vinieron y trabajaron (todos) en la casa de Jehová de los Ejércitos. El que tiene oído para oír: Oiga. Aprovecho la oportunidad para felicitar a todos los qué si oyen y obedecen a la voz de Dios, y sacan tiempo y fuerzas para congregarse, orar, discipular y atender su casa. Sin duda alguna Dios les bendecirá; a todos les digo: Continuemos obedeciendo al Señor porque el es Galardonador de los que le buscan. Dios le bendiga.

Rev. Leonardo Bailey

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