Pentecostés

“Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hch. 1:8).  “Cuando llegó  el día de Pentecostés estaban todos unánimes juntos.  Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas como de fuego, asentándose sobre cada unos de ellos.  Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.” (Hch.2:1-4).

Tengo que iniciar señalando que lo que ocurrió en Pentecostés, es el evento más importante del libro de los Hechos. Sin este evento (el pentecostés), el libro (de Hechos) jamás podría haber sido escrito.  Fue este gran acto de Dios, de derramar el Espíritu Santo sobre los primeros creyentes, lo que precipitó todo el poder del Espíritu sobre los actos de los hombres, en los cuales leemos en la historia primitiva de la iglesia cristiana.  En el Nuevo Testamento el Pentecostés describe el inicio de la iglesia por el derramamiento del Espíritu Santo.  La crucificción de Cristo y la resurrección que dio validez, a ese sacrificio como algo que había sido divinamente aceptado, habrían quedado incompletas si no hubiera sido por el derramamiento del Espíritu Santo.  Ahora, quiero que analicemos su significado:

  • Pentecostés: a. Literal: Es un término griego que significa “cincuenta”. Era una fiesta judía que se celebraba una vez al año y que en el Antiguo Testamento aparece con el nombre de “Fiesta de las Semanas” (Ex. 34:22; Dt. 16:10); Espiritual: Como ya lo he señalado antes, es el inicio de la iglesia por el derramamiento del Espíritu Santo.  Es el cumplimiento de la promesa del Padre cuando dijo que: … derramare de mi espíritu sobre toda carne, y profetizaran vuestros hijos y vuestras hijas…y también sobre los siervos y sobre las siervas derramare de mi espíritu en aquellos días” (Joel 2:28-29). Dios había prometido cientos de años antes del Pentecostés que El, derramaría su espíritu sobre toda carne.  La pregunta que viene a nuestra mente es ¿Para que necesito yo el bautismo del Espíritu Santo? Y ¿Qué dijo el Señor Jesús sobre esto? El Señor lo señaló de la siguiente manera: “Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque sino me fuere el consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.   (Jn. 16:7).  Cuando el Señor Jesús, asciende al cielo, les ordena a sus discípulos permanecer en Jerusalén hasta la venida del Espíritu Santo (Hch. 1:4).
  • El Propósito del derramamiento del Espíritu Santo: Principalmente dotar de poder al creyente común. Jesús dijo: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo”.  Esta declaración implica que antes de recibir el bautismo del Espíritu Santo, el creyente carece de poder real para hacer la obra de Dios y testificar de Él.  Quisiera resaltar aquí el hecho de que Dios, quiere derramar de su Espíritu sobre “toda carne” (todo hombre o mujer, viejo o joven).  Dios no hace acepción de personas, el quiere bautizar hombres y mujeres, blancos, indios, chinos y negros, líderes y creyentes comunes; en fin, el poder de Dios está a disposición de todos su hijos.  Si usted todavía no ha recibido la promesa del Padre (el bautismo en el Espíritu Santo) no pierda el ánimo, Dios les llenará en cualquier momento.  Este poder que Dios nos otorga nos es útil para testificar de Cristo en forma eficaz.  Todo verdadero creyente debe anhelar, orar y buscar el bautismo en el Espíritu Santo; lo primero que necesita el creyente para recibir la promesa del Padre, es fe.  Es decir, creer que Dios lo perdonó de todos sus pecados y que le ofrece al igual que todos, su Espíritu.

Estoy muy consciente de que algunas personas lo reciben antes o más rápido que otras, pero tengo la convicción de que tan pronto la persona está preparada, Dios le bautizará.  Otra pregunta que surge entonces, es ¿Cómo puedo yo recibir el bautismo del Espíritu Santo?

  • Estando Preparados: Los discípulos que recibieron el bautismo estaban preparados. Se encontraban: En el aposento alto (el lugar donde se congregaban), b. En oración, c. Con fe, d. Unánimes juntos.  Algunas veces no se recibe el bautismo del Espíritu Santo, por no estar preparados. Esto involucra una disposición del espíritu, alma y cuerpo del creyente.  La oración ferviente traerá como resultado el bautismo del Espíritu.  Los discípulos no se movieron de Jerusalén, se quedaron en oración hasta recibir al Espíritu.  En ocasiones no recibimos el bautismo del Espíritu por impacientes. Además, tengo que aclarar que hay algunas cosas que pueden impedir el bautismo del Espíritu Santo en la vida del cristiano: 1. El Pecado: Una persona que peca deliberadamente después de haber aceptado a Jesús, muy difícilmente recibirá el bautismo;  2. El Temor: El miedo es otro gran impedimento para recibir la promesa.  Dios no nos obliga a recibir nada que no deseemos, y lo que quiere es bendecirnos, no llenarnos de temor, ya que Él nunca hará algo para lastimarnos o dañarnos. El Bautismo del Espíritu Santo no causa dolor al cuerpo ni al alma; lo que trae es bendición. 3. El Sentimiento de culpa: Muchas veces, aunque ya Dios ha perdonado todos nuestros pecados; nosotros no nos hemos perdonado y nos consideramos indignos de recibir el don de Dios, impidiendo con nuestra actitud e incredulidad que Dios nos llene. 4. La Indiferencia hacia el Espíritu Santo: Aunque es duro decirlo, algunos cristianos ven con indiferencia al bautismo del Espíritu Santo.  Al saber que ya son salvos, piensan erróneamente que no es importante recibir el bautismo del Espíritu y se conforman a una vida mediocre y carente del poder de Dios.  Para recibir al Espíritu hay que desearlo, procurarlo, llorar, reclamarlo.  5. La Incredulidad: Otros piensan que el bautismo solo era para los apóstoles, o que es solo para pastores y líderes, por eso nunca lo alcanzan.  6.  La desesperación: Nos desesperamos al observar como Dios bautiza a otros antes que a nosotros y sentimos que Dios no nos ama, o no nos ha perdonado completamente. Esta desesperación no es otra cosa que impaciencia.  Todos debemos estar conscientes de la soberanía de Dios, por lo que necesitamos buscarle en oración hasta que Él nos llene con su Espíritu. 7. La Vergüenza: Muchas veces al recibir la invitación de pasar al altar para orar por el bautismo, no lo hacemos pensando en que dirán si no recibimos el bautismo, o que tal vez se reirán de nosotros si lo recibimos y actuamos incoherentemente (si hablamos en lenguas raras, saltamos, nos caemos, temblamos, reímos, etc.).  Cuando eliminemos todos estos prejuicios y obstáculos de nuestra mente estaremos preparados para recibirlo hoy mismo. 8. La Falta de Oración: Siendo que el Bautismo del Espíritu es una actividad espiritual, necesitamos prepararnos espiritualmente mediante el ruego y la oración constante. La oración es fundamental para recibir el bautismo del Espíritu. 9. La falta de Concentración: Las muchas distracciones (estar pendiente de otros, atendiendo celulares, tomando fotografías, conversando mientras se esta orando, etc.) evita que Dios nos llene, siendo que nuestro corazón o mente están en otras cosas que son ajenas a la promesa del Padre.  Si queremos realmente la promesa del Padre (el Bautismo del Espíritu Santo), necesitamos concentrarnos en el Padre (con oraciones, alabanzas y adoración).
  • La Evidencia del Bautismo del Espíritu Santo: Indudablemente que la única evidencia externa de ser lleno del Espíritu Santo es el hablar en otras lenguas o lenguas extrañas. En Hechos 2:4, la Biblia enseña que tan pronto recibieron al Espíritu Santo comenzaron a hablar en otras lenguas, también Hechos 10:45-46 dice que: “y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramara el don del espíritu Santo.  Porque los oían que hablaban  en lenguas.”  Si usted tiembla, llora, se cae al piso, salta o se ríe, pero no habla en otras lenguas o lenguas extrañas, todavía no hay evidencia externa de que usted haya recibido el bautismo del Espíritu Santo.  Cuando esto ocurra (el Espíritu Santo le bautice) inmediatamente nuevas lenguas que usted nunca había hablado antes vendrán a su mente y lo hablará.  El cristiano y la iglesia que crece, son aquellos que reciben el Bautismo del Espíritu Santo.  La buena noticia es que el Bautismo es gratis y para todos.

Conclusión: El bautismo en el Espíritu Santo es una experiencia que Dios tiene para la iglesia de hoy.  Eliminemos las barreras que puedan existir en nuestras mentes y clamemos a nuestro Dios para que nos bautice a todos en Espíritu Santo y fuego.  A diferencia del bautismo en agua que se celebra una sola vez; el bautismo en el Espíritu Santo puede ser una y otra vez.  Una iglesia llena del Espíritu Santo, es una iglesia que crece, se multiplica y vive bajo la gloria y el poder de Dios.  Cuando viene el bautismo, vienen los dones y el fruto del Espíritu.  No descuidemos al Espíritu Santo como si fuera algo innecesario y optativo; es urgente para nuestras vidas y congregación.  Una iglesia sin el bautismo del Espíritu es una iglesia muerta, sin dones, ni frutos.  Graba esto en tu corazón: Dios quiere llenarte con su Espíritu; ¿Estás listo?  El Pentecostés marcó el inicio de la iglesia, y sigue marcando su desarrollo hasta hoy.  Pentecostés es una fiesta, Pentecostés es el cumplimiento de la promesa del Padre, Pentecostés es la visitación de Dios a todos los que creen en Jesucristo, Pentecostés es la distribución del poder de Dios sobre los santos, Pentecostés es el cumplimiento de la Palabra de Jesús de enviarnos otro consolador, Pentecostés es la oportunidad de Dios para tu vida de ser lleno(a) de su Espíritu.

Dios les Bendiga.

Rev. Leonardo Bailey

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