“Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos.” Lc. 11:1.
Desde el inicio del cristianismo, la oración ha sido y es una de las columnas sobre la que descansa la Iglesia y es de suma importancia nuestra actitud ante esta realidad.
La definición de cristiano es: “Un discípulo, seguidor o imitador de Cristo”. Entonces, si nosotros somos verdaderos cristianos; seremos discípulos (alumnos), seguidores, e imitadores de nuestro Señor Jesucristo. Él (Jesús), fue quien encomendó la oración a su iglesia para alcanzar cualquier cosa que pidieren. El Señor participó, enseñó y ordenó la oración. Es decir, no solo habló de la oración; sino que Él mismo hizo oración. Analicemos ahora:
I- Jesús orando en un lugar: Esta actitud (de oración) es un factor común, en la descripción de los diferentes escritores de los evangelios en la vida de Jesús. La oración era parte de la vida del Señor (y debe ser parte importante en nuestra vida también). Orar es una forma de humillar nuestra carne (cuerpo) delante de Dios y permanecer en su presencia. Es un estilo de vida. Dependiendo de quien lo hace, puede ser una tremenda bendición o una tremenda carga. Los discípulos de Cristo se acostumbraron a verlo orando. Esto impactó sus vidas tan profundamente que cuando El asciende a los cielos; ellos inmediatamente se dedican a la oración. Parece ser que Jesús disfrutaba de la oración permanentemente. A él le gustaba orar. (Con razón) por eso estaba siempre en contacto con el Padre. Para muchos cristianos el orar se convierte en una tremenda carga. No obstante, usted puede convertir ese tiempo con Dios en una tremenda bendición. Si somos verdaderos cristianos, imitaremos a Cristo orando a Dios siempre. La vida de Jesús fue una vida de oración. Pero, ¿por qué Jesús oraba tanto? La respuesta es sencilla: Porque la oración es sinónimo de Victoria. El cristiano que camina en victoria es el cristiano que ora. La iglesia que vive en victoria es la iglesia que ora. Sin la oración jamás el creyente vivirá en victoria.
II- Un discípulo impactado: Algo ocurrió en la vida de uno de sus discípulos que lo indujo a suplicarle a Jesús: “Señor enséñanos a orar”. Este es un discípulo con una visión espiritual, con una revelación de Dios. Algo vio en Jesús, que produjo un anhelo vehemente por la oración. Aunque en aquel lugar, estaban también otros discípulos; fue uno, él que tuvo el deseo de aprender a orar. De este ruego podemos aprender que la oración no es algo que nace con el creyente; es algo que se aprende. Puedo entender que el cristiano al principio no sepa o no quiera orar (humanamente hablando es hasta normal). Es como el niño cuando nace, no sabe y por lo tanto no quiere caminar. Sin embargo, en la medida en que va creciendo el niño aprende y por lo tanto desea caminar. Este discípulo decidió que tenía que aprender a orar. Para aprender lo primero que necesitamos es la disposición (la voluntad) que sumado al esfuerzo llevará a la meta a cualquier persona. Si el cristiano quiere andar (caminar) en la vida tendrá que aprender a orar siempre. Oré usted al Señor y suplique: “Señor enséñanos a orar”. No debemos ignorar que la oración es fuente de poder, milagros, y que contribuye al crecimiento espiritual. Ahora, esta petición encierra algunos aspectos como:
III- La forma (o modo) de oración: La forma tanto física, como espiritual. Veamos:
1. Físicamente: La mejor forma para orar es de Rodillas. Esta condición (de rodillas) demuestra humildad, humillación, dependencia absoluta y adoración. Un cristiano de rodillas pone a Dios donde El debe estar (sobre todos), y se ubica también donde debe. También se puede orar de pie, caminando o sentados. (Aún cuando se puede orar acostado; esta es una forma que sólo se recomienda a los enfermos).
2. Espiritualmente: Podemos hacer oraciones Personales o interseciones (clamar por los demás). Hay oraciones familiares, congregacionales o nacionales (una región o país). Podemos orar en voz baja, alta o en silencio (con el pensamiento).
IV- El tiempo de Oración: Aunque muchos no creen que esto sea importante; al parecer si lo es para el Señor Jesús. El ejemplo está en la ocasión cuando el Señor estaba en Getsemaní con Pedro, Jacobo y Juan, a quienes había invitado a velar (orar) con Él. Sin embargo, después de orar un tiempo aparte; al volver los halló durmiendo (Mr. 14:37). Y dijo a Pedro: Simón ¿duermes? ¿no has podido velar una hora? (Mr.14:37). Llama poderosamente la atención el señalamiento del tiempo que el Señor le hace a Pedro: Le preguntó ¿No has podido velar una hora? Mucha gente pretende pasar cortos períodos de tiempo en lo que ellos llaman oración. Pero cuando la oración es ferviente y eficaz, generalmente será una oración con un tiempo prolongado ¿Por qué? Por varios motivos. Primero porque al principio cuesta bastante concentrarnos en Dios y entrar en su presencia (en lugar santísimo). Luego porque una vez que entramos a su presencia, disfrutamos profundamente esta experiencia y no queremos salir. (Porque nos quebrantamos; Dios nos habla etc). Estoy convencido que si mejoramos nuestra calidad de tiempo y cambiamos tiempo perdido (viendo telenovelas, pornografía, etc), tendremos el tiempo suficiente para estar con nuestro Dios.
V- La Calidad de la Oración: Es muy importante. Ocurre que muchas veces pasamos tiempo largo orando, pero sin calidad. (Por falta de concentración, problemas, etc). Es por esto que el Señor les dio el modelo en la oración del Padre Nuestro. (Lc. 11:2-4). De la calidad enseñó El Señor cuando dijo: Que al orar no seamos como los hipócritas (Mt. 6:5), y que no usemos vanas repeticiones (Mt. 6:7), y que cuando estemos orando que perdonemos. (Mr. 11:25).La calidad habla de la importancia o la cualidad en la oración. Es el sentido del clamor a Dios. Estoy hablando de orar con: a. Fe: (esperando recibir lo que pedimos), b. Perseverancia, c. Paciencia y d. Esperanza. Este tipo de oración es la que obtiene respuestas. Muchas son las oraciones simples que no obtienen respuestas por estar carente de calidad. Son peticiones sin sentido. Ahora bien, el discípulo señaló que Juan el profeta también había enseñado a sus discípulos a orar. Que tremendo, el profeta más grande del mundo les enseñó a sus alumnos que necesitaban permanecer en oración.
Amado Hermano: Aun cuando sea duro señalarlo, tengo que afirmar que todo cristiano que tiene a la oración como un aspecto secundario en su vida, es un cristiano carnal. Necesitamos establecer prioridades y reordenar nuestras vidas haciendo de la oración una de nuestras principales actividades. Necesitamos orar en nuestras casas (al acostarse, levantarse), en nuestra congregación y la hora del incienso. Recuerde, orar es algo que se aprende, y usted sólo puede aprender a orar, orando. (De verdad no eniendo a los cristianos de esta iglesia que no vienen los miércoles a orar. Además está más que demostrado bíblicamente que cuando los cielos se cierran, sólo pueden ser abiertos por la oración (St. 16:17). En verdad la bendición de todo creyente comienza con la oración. No olvidemos que nuestro Padre que ve en lo secreto nos recompensará en público. (Mt. 6:18). Entonces toda oración con fe tiene recompensa. Muchos son los cristianos que quieren el favor de Dios (recompensa) sin hacer nada (orar, o pagar el precio). La oración nos bendice, protege, prospera, fortalece, anima, liberta, transforma, sana, guía, etc. Supliquemos a nuestro Señor ¡Enséñanos a Orar!, Pero pongamos de nuestra parte para estar dispuestos a aprender y a ponerlo en práctica. No seamos como los incrédulos que solo acuden a Dios cuando están en problemas; todo lo contrario, busquemos a Dios siempre mediante la oración, manifestando nuestra fe y amor al Señor, y no solo interés en sus favores.
Dios le Bendiga.