Señor, ¿Qué quieres que yo haga? II Parte

“Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, mas sin ver a nadie. Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco, donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió. Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor.

Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista. Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre. El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre. Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado. Y habiendo tomado alimento, recobró fuerzas. Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco.” (Hch. 9:3-19).
Dando seguimiento a la enseñanza, ¿Señor qué quieres que yo haga? Quisiera iniciar recordando los aspectos principales de la respuesta del Señor a Saulo: a. Corrige tu camino, b. Bájate de tu cabalgadura (tu propia voluntad),c.

Humíllate, d. Espera instrucciones (de tu líder), e. Obedece. No le preguntes a Dios ¿qué quieres que yo haga?, si no estas dispuesto a obedecerle aún cuando no estés de acuerdo. Ahora bien, hay otras cosas que el Señor quiere que hagamos:
I- Que nos separemos: Ser santos, significa ser o vivir separados para Dios. ¿Separados de que o de quién? Pues del pecado y del mundo que nos rodea (familiares, amigos, compañeros, etc.). Si usted lee el versículo 7 dice: Y los hombres que iban con Saulo… ¿Cuáles hombres? Los que estaban con él cuando perseguía a los cristianos. Eran hombres que no conocían al Señor. Eran inconversos que hacían lo malo junto a Saulo. Eran sus cómplices en su voluntad, error y camino de muerte. ¿Qué hizo Dios? Los separó. Le dijo a Saulo: …entonces entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes de hacer (vrs. 6). No dijo: Entren (todos); dijo: Entra (tú solo), es decir: Sepárate.

Dios quiere que nos separemos del mundo; no es tanto una separación física, sino emocional y espiritualmente, luego lo físico. Entienda muy bien que tenemos que: Trabajar, estudiar, negociar, etc. y que para hacerlo necesitamos tener algún tipo de relación con los inconversos. Pero esta relación debe ser cordial, de compañerismo y convivencia necesaria; pero nunca de amistad. La Biblia dice claramente en St. 4:4: ¡Oh almas adulteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. ¿Ve lo que digo? No puede haber amistad entre el mundo, o los mundanos y los creyentes.

No importa si el compañero o el vecino es buena gente, amable, tranquilo, gracioso, si me entiende o me atiende, si me ama o me quiere; nada de eso importa, entre ellos y nosotros tiene que existir separación. Saulo tuvo que separarse de esos hombres, y tú también debes que separarte de algo o de alguien. Todavía hay más: Algunas veces debemos separarnos de familiares o creyentes que estorban nuestra fe con: Murmuraciones, comentarios negativos e incomprensión a los planes y el propósito que Dios tiene con nosotros. Repito, que Dios separó a Saulo de la gente que no le convenía y que lo estorbaba. Si tú le dices al Señor: ¿Qué quieres que yo haga? El te dice: Sepárate para mi y mis propósitos.
II- Buscarlo: Para establecer una relación personal e intima con él. La Biblia dice: Buscad a Jehová mientras pueda ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. (Is. 55:6). Lucas registra que Saulo, estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió (vrs. 9). No obstante fueron tres días de ayuno y oración (búsqueda de Dios). Cuando el Señor le habla a Ananías para que fuese a Saulo, le dijo: Porque he aquí que él (Saulo) ora (vrs.11). No solo ayunó (los tres días) sino que oraba. Si le preguntas al Señor ¿Qué quieres que yo haga?; la respuesta es buscarlo. ¿Pero cómo? 1. En Oración: Es la voluntad del Señor que le busquemos en oración. El ordenó: Velad y orad para que no entréis en tentación (Mr. 14:38). 2. En el Templo: El Señor también dijo: Escrito esta: Mi casa es casa de oración (Lc. 19:46); quien busca a Dios lo buscará en la casa de Dios. 3. Lectura de la Biblia: El Señor también dijo: Escudriñad las escrituras (Jn 5:39). 4. En Adoración: Jesús dijo que: Es necesario que adoren al Padre (Jn. 4:24). Saulo aprovechó el tiempo y buscó a Dios durante esos tres días; imitemos a Saulo y busquemos al Señor.


III- Que seamos llenos del Espíritu Santo: Si le preguntas ¿Señor qué quieres que yo haga? Otra respuesta es que seas lleno del Espíritu Santo. Cuando Ananías fue donde Saulo, le dijo que el Señor le había enviado para que recibiera la vista y fuera lleno del Espíritu Santo (Hch. 9:17). Al igual que Saulo ayer, hoy, todo verdadero cristiano debe procurar, anhelar y buscar por todos los medios posibles, ser llenos del Espíritu Santo, porque el Señor así lo quiere.
IV- Ser Transformados: Si le preguntas al Señor ¿qué quieres que yo haga? Necesitas saber que Dios quiere tu transformación radical. Saulo era un perseguidor de la iglesia, y luego de tener un encuentro del Señor; se convirtió (transformó) en un líder de la iglesia. El fue un fariseo, y fue transformado en el Apóstol de Jesucristo; de Saulo fue transformado a Pablo. Dios quiere que usted se transforme de un cristiano carnal a un creyente espiritual. De un vago espiritual, a un servidor de Dios.
V- Que le sirvamos: Al preguntar al Señor ¿qué quieres que yo haga? Recibirás como respuesta: Sírveme. Saulo era un servidor de la religión judía, tenia sus propias metas: Ser un maestro de la ley, pero Dios tenia otros planes (propósitos) para él: El Señor le dijo a Ananías: Instrumento escogido me es este para llevar mi nombre en presencia de los gentiles (Hch. 9:15). Dicho de otra forma, Dios quería que Saulo le sirviera. El Señor quiere que todos los que creen en El y le siguen, le sirvan.

VI- Que nos amemos unos a otros: Si preguntas al Señor ¿qué quieres que yo haga? El te responderá: Un nuevo mandamiento os doy: Que os améis unos a otros (Jn 13:34). Saulo era un perseguidor, odiaba y menospreciaba a los cristianos; y el Señor le ordenó ir a ellos y no solo a ellos sino a los gentiles (los no judíos) y amarlos. Es triste decirlo, pero algunos cristianos no aman a sus hermanos, por considerarlos: Inferiores (al igual que Saulo a los cristianos) por causa de su preparación académica, nivel económico, raza, empleo o apariencia. Para amar a alguien hay que convivir, compartir o por lo menos tratar a las personas. No olvide que usted no es mejor ni superior a nadie. Aislarse, apartarse, ignorar o no hablar a los hermanos es una forma de demostrar desamor y desprecio hacia ellos. Dios quiere que nos: Amémonos de corazón y no de labios solamente.
Amado Hermano: ¿Señor qué quieres que yo haga? el Señor nos ha respondido. Ahora nos toca: Corregir nuestro camino, bajarnos de nuestra cabalgadura (nuestra voluntad), humillarnos, obedecer (seguir instrucciones), separarnos del mundo, (ser santos), buscar al Señor, ser llenos del espíritu Santo, bautizarnos, ser transformados, servir a Dios y amarnos los unos a los otros. En estos conceptos está la voluntad y el propósito de Dios para con nosotros. Quien tenga oídos para oír, oiga ¡quien no, ignore! Dios ha respondido a la pregunta: ¿Señor qué quieres que yo haga? Ahora nos corresponde obedecer a la voluntad del Señor, expresada en esta enseñanza que espero sea de bendición para todos. En términos generales la respuesta de Dios a la pregunta ¿Señor qué quieres que yo haga? Es: 1. Amar a Dios sobre todas las cosas, 2. Amar a nuestro prójimo y 3. Servir a Dios. Todo aquel que ame a Dios realmente, servirá a Dios. Solo me queda reiterar a esta congregación que el Señor quiere: 1. Que seamos fieles (en la santidad, en nuestros diezmos y ofrendas y en nuestra congregación), 2. Que seamos sus sacerdotes (que oremos, de manera especial los miércoles en el culto de oración) y 3. Que le sirvamos (QUE HAGAMOS UN DISCÍPULO). Quien no entienda y acepte esto es porque tiene la misma actitud que Saulo tenía al principio (hacia lo que le daba la gana) y será arrojado de su cabalgadura (será humillado)
Dios le bendiga.

Rev. Leonardo Bailey

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