Verdades científicas

EN LA BIBLIA

La forma en que está suspendida la Tierra en la galaxia
Job 26:7

«Dios Cuelga a la Tierra sobre nada».

Aunque eran varias las historias que decían que la Tierra estaba sobre los lomos de un elefante o de una tortuga o sostenida sobre los brazos del gigantesco Atlas, la Biblia ya hacía referencia a que la Tierra no se sostenía sobre nada sino que estaba suspendida en el espacio y se movía por acción de la gravedad y el Sol.

La física en el Arca de Noé

Un grupo de alumnos de la Universidad de Leicester, en Inglaterra, se dio a la tarea de investigar la posibilidad de que el arca de Noé flotara mientras cargaba una pareja de cada especie animal. Para esto, en el año 2014, los estudiantes abordaron, desde la perspectiva de la física, el paso a paso de las instrucciones encontradas en la Biblia.

Al inicio, el equipo convirtió los codos, medida utilizada en la Biblia, en centímetros, concluyendo que uno del primero equivaldría a 48 del segundo. Según este raciocinio, el arca tendría unos 145 metros de longitud, 24 metros de ancho y 14 metros de alto.

A Noé se le instruyó construir un arca con “madera de gofer” cuya densidad es semejante a la del ciprés, que fue empleada por los estudiantes para realizar los cálculos. Con esto, descubrieron que el arca tendría un peso total de 1.2 millones de kilogramos. Para flotar, la densidad de la embarcación tendría que ser menor que la del agua. Basados en estas investigaciones, los estudiantes determinaron que el arca estaba posibilitada para transportar 51 millones de kilogramos, es decir, podría haber cargado a una pareja de cada especie animal existente en la época de Noé.

La piedra de Poncio Pilato.

Durante una excavación en 1961 en un teatro construido por Herodes el Grande, en Cesarea, Israel, un equipo de arqueólogos descubrió una piedra. En esta se encontró una inscripción en el dorso con la inscripción: “Poncio Pilato, prefecto de Judea, dedicación”. Esta fue la primera evidencia física de la existencia real de este personaje bíblico.

 

El Estanque de Siloé.

En el libro de San Juan en la Biblia, después de curar a un ciego de nacimiento, Jesús lava los ojos de éste con agua del Estanque de Siloé. La comunidad académica creía que Juan no estaba haciendo referencia a un lugar en específico, sino recurriendo a un concepto religioso para ilustrar el pasaje. Sin embargo, en 2005 un grupo de fontaneros descubrió la reserva de agua en la Ciudad Vieja de Jerusalén. “Descubrimos el Estanque de Siloé exactamente donde Juan dijo que estaba”, afirma James Charlesworth, un especialista del nuevo testamento.

 


La pared del rey Salomón.

En el primer libro de los reyes, en el Antiguo Testamento, existe la historia de que el rey Salomón ordenó la construcción de una muralla en Jerusalén. En 2010, una parte de dicha construcción fue descubierta durante una excavación realizada por la Universidad Hebraica de Jerusalén. Esta muralla tenía 70 metros de largo y 6 metros de alto y, además, se descubrió el puesto del guardia de seguridad y una torre.

 


Primavera ciudadela.

Tras dos décadas de excavación en la Ciudad de David, el principal sitio arqueológico de Jerusalén, se descubrió la “Primavera ciudadela”. Sus paredes tenían 7 metros de espesor, permitiendo el acceso a la fuente solo desde el interior. “La fortaleza se construyó para salvar y proteger el agua de la Fuente de Gihón de los enemigos que deseaban conquistar las ciudades, así como a las personas que querían beber agua y regresar a la ciudad”, afirma Oriya Dasberg, director del desarrollo de la Ciudad de David.

Los arqueólogos creen que esta misma estructura fue la que conquistó el rey David en el pasaje de Samuel y el mismo sitio donde Salomón fue ungido rey de Israel.


Las corrientes marítimas.

Mucho antes de las grandes navegaciones y de que el mundo submarino sea explorado, el rey David ya hablaba de “caminos en los mares” en la Biblia:

“Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?

Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra.

Le hiciste señorear sobre las obras de Tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies:

Ovejas y bueyes, todo ello, y asimismo las bestias del campo, las aves de los cielos y los peces del mar; todo cuanto pasa por los senderos del mar.” Salmos 8:4-8

Esas “sendas” llamaron la atención de un importante oficial de la Marina de Estados Unidos en el siglo 19. Partiendo del fragmento de los Salmos, Matthew Maury, investigador marítimo y navegador, descubrió “ríos submarinos”, las corrientes marinas que hoy conocemos y que influyen en la naturaleza por donde pasan. ¿Cómo sabía eso un simple pastor de ovejas de la Antigüedad, sino no hubiera sido por la inspiración de Dios? Maury, nieto de un pastor cristiano, confió en eso y entró en la Historia como un competente marinero, astrónomo, historiador, oceanógrafo, meteorólogo, cartógrafo, escritor, geólogo y uno de los profesores más respetados.


La existencia de Babilonia.

Babilonia, un importante reino del Antiguo Testamento, subyugó a los israelitas y los esclavizó durante décadas. En aquel país Daniel se destacó por su fe, haciendo que los reyes admitieran que solo el Dios único era real.

Aun así, muchos estudiosos alegaron que Babilonia era un reino ficticio, fruto de una “mitología” bíblica, hasta que los arqueólogos encontraron varios indicios de su existencia a través de objetos que comprobaron el texto bíblico y, más tarde, encontraron a la propia ciudad-estado que fue una de las más poderosas en su época en el mundo hasta entonces conocido, ubicada en el actual territorio de Irak. Algunos de esos objetos están expuestos al público en famosas instituciones de ciencia y de historia, como el Museo de Arqueología Bíblica Paulo Bork, en Engenheiro Coelho (como la tabla de barro de la foto), São Paulo, y en los museos europeos de Louvre – en París, Francia – y el Británico – en Londres, Inglaterra –, solo para citar algunos.


La Tierra es redonda.

El formato de nuestro planeta ya no es novedad ni siquiera para los niños en edad preescolar. Pero, ¿cómo lo sabían los seres humanos de los tiempos bíblicos cuando los viajes especiales, los telescopios y los satélites estaban tan lejos de la realidad?

“El está sentado sobre el círculo de la Tierra, cuyos moradores son como langostas; Él extiende los cielos como una cortina, los despliega como una tienda para morar.” Isaías 40:22

Aunque muchos teorizan que la Tierra era una esfera milenios después de Isaías, recién en el siglo 15 grandes navegantes como Cristóbal Colón lo aprobaron en la práctica, confirmando una vez más que la Biblia estaba en lo cierto y por encima del entendimiento humano de la naturaleza.


Sí, el Rey David existió.

David es una de las figuras más importantes de la Historia, no solo de Israel sino también del mundo. Aun así, muchos defendieron que él fue un héroe inventado tan solo para “levantar el ánimo” de los israelitas.

Pastor, músico, guerrero y rey, fue uno de los grandes responsables por la imponencia que Israel conquistó, pero siempre se puso como siervo de Dios, por encima de todo, aunque había cometido fallas– y también por eso es, entre nosotros, uno de los mayores ejemplos de misericordia de Dios.

Mientras tanto otros científicos decepcionaron a aquellos escépticos. Un grupo de arqueólogos encontraron (y continúan encontrando) indicios de la existencia de uno de los reyes más importantes de la Historia (como los objetos que se ven en la foto), asistidos por modernos métodos tecnológicos que permiten excavaciones detalladas en los lugares en los que el monarca vivió o transitó.

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